Cuando el escritor se propone exponer ideas y sentimientos como propios de los personajes creados por él, da vida al género dramático, la obra artística que constituye la expresión más alta, casi semejante a la divina, puesto que engendra verdaderos seres vivientes capaces del bien y del mal, nuevos ciudadanos del mundo.
El genio dramático es la facultad más poderosa y comprensiva de cuantas poseen los poetas. El dramaturgo de genio puede asegurar que trabaja para la eternidad y mejor que ningún otro poeta, ufanarse de que crea un mundo enteramente suyo (Esquilo, Sófocles, Eurípides, Shakespeare, Lope, Calderón, Ruiz de Alarcón, Schiller).
El drama es la representación de una acción dialogada que se desarrolla entre varios personajes y es la forma adecuada para este género.
Los elementos que todo drama contiene son: la acción, los personajes, el estilo y el lenguaje.
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